
El joven Fernando tomó pronto a instancias de su padre parte activa en la administración del estado, participando en la vicisitudes bélicas y políticas de la larga contienda, lo que le proporcionaría un precoz aprendizaje de las cuestiones militares y de gobierno, circunstancia que sus biógrafos tienden a relacionar de manera directa con las habilidades demostradas posteriormente como gobernante
Pero será en 1474 cuando la muerte de su cuñado Enrique IV y la subida al trono de Castilla de Isabel señale un nuevo y decisivo rumbo al curso de su vida. En plena guerra civil, entre los partidarios de Isabel y los de la hija de Enrique, consiguió ser proclamado corregente de Castilla con los mismos derechos que Isabel mediante la Concordia de Segovia. Terminada la guerra con la derrota de Juana, ésta renunció al trono a favor de Isabel por el Tratado de Alcaçovas. Ese mismo año, Fernando sucedió a su padre como rey de Aragón. En ese año, 1479, suele fijarse la unión de ambas coronas: Castilla y Aragón.
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